ZONA DE HUMO, desconcertante convivencia
La relación que nace en un espacio finito, donde se aprecia el presente de dos desconocidos y se imagina un futuro incierto
Apelando a la imaginación del espectador, este cuento inconcluso indaga en la relación que surge entre dos personas confinadas a vivir en un pequeño espacio. Estos desconocidos que desde la nada construyen una amistad, tienen leyes propias y claras muestras de complicidad y compañerismo. Transitando por sentimientos de claustrofobia, soledad, desconcierto, incomunicación y amor, el escenario nos muestra la celda de una prisión, pero bien podría ser la habitación de un hospital o de un neuropsiquiátrico.
Creada y dirigida por Verónica Mc Loughlin, su propuesta es la de una pieza dramática colmada de mensajes metafóricos como el humo del cigarrillo que marca la unión y amistad de los personajes, creando un clima oscuro y pleno de interrogantes. Las buenas actuaciones de Marcelo Bertuccio y Emiliano Pandelo subrayan la dramaturgia de la directora, en tanto que Gabriel Urbani aporta humor en la piel de un personaje que encrespa a los reclusos, detonando cambios importantes en ese mundo limitado.
La pérdida de memoria, una enfermedad oculta y un amor olvidado, son marcados por la presencia del humo que enfatiza la atmósfera que se nubla, luego aclara y se nubla otra vez.
Cristian A. Dominguez